lunes, enero 25, 2010

un mal sueño

Ayer tuve una pesadilla, soñé que entraba en un sistema burocrático de vida, empezaba a necesitar ir de un lado a otro para conseguir ayuda, comentarios o permisos; este estilo de vida al principio se veía apropiado para mantener el orden y el control de la vida y las acciones. El problema radicaba en que cuando quería hacer algo realmente importante (o por lo menos para mi lo era) casi siempre (el casi está demás) fue imposible, porque pasé mucho tiempo esperando que un representante de no se que departamento me atienda (llegué a tener canas en la poca barba que tengo), y luego este sujeto me dijo que para que la idea sea aceptada y ejecutada tiene que haber sido revisada por no menos de 3 personas más, y lo pero de todo era que éstas decían "preguntale a 'x' o a 'y'" y nunca se llegaba a nada, porque nadie tiene la autoridad necesaria para tomar una decisión, y claro el tiempo ya había pasado y ya de nada servía mi proyecto y terminé perdiendo el interés, y cuando al fin la punta del espiral parecía que me iba a recibir, pensé que ya no era una buena idea y lo dejé de lado y volví a ser parte del montón. Por suerte desperté, claro estaba asustado y triste y no quería levantarme, tenía miedo de que mi sueño se hiciera realidad.

El dinamismo de la sexualidad

Hablemos de la sexualidad un poco más allá del coito y el contacto genital en busca de placer, ya que “si se ama solo en la superficie, a nivel sexual, genital, transformando el amor en un fugaz intercambio de sensaciones epidémicas y egoístas, se puede dar a penas una sensación violenta de placer pero no una verdadera alegría”, como nos dice Pietro Pigozzi en su obra “Sonríele al Amor”. Digamos que el tener sexo es un complemento de la relación amorosa y como dijo un sacerdote en un taller de parejas “la sexualidad es el medio, no la finalidad (del matrimonio)”.

Pero ¿qué son las relaciones amorosas?... partamos del concepto de amor, que aunque es muy difícil definirlo, el autor antes citado, nos dirá que “…amar a un hombre o a una mujer es lo mismo que llegar a descubrir una nueva dimensión de la vida, pues el amor transfigura la existencia…”; y del concepto de relación que, como define la RAE, es una conexión, correspondencia, trato, comunicación de alguien con otra persona. Entonces las relaciones amorosas construyen lazos que transforman a las personas, y es aquí cuando el “yo” de alguien toma fuerza en el autoconocimiento y se disminuye al aceptar el “yo” de la persona amada.

El auto conocimiento es, como dice Israel Benavides, “como tener un foda de uno mismo o un mapa conceptual de nosotros”, corrobora esta noción Mauro Rodríguez Estrada en el libro “Autoestima: Clave del Éxito Personal” diciendo que “el autoconocimiento es conocer las partes que componen el yo, cuáles son sus manifestaciones, necesidades y habilidades; los papeles que vive el individuo y a través de los cuales es; conocer por qué y cómo actúa y siente.” Y es desde este autoconocimiento que podemos partir hacia relaciones más saludables con otras personas ya que “cuando se aprende a conocer a uno mismo se aprende al mismo tiempo acerca de los demás” (Pigozzi). Parte del autoconocimiento se lo encuentra en el arte, la religión y la filosofía como lo manifiesta Hegel, ya que todas estas cosas son parte de la creación humana y nos ayudan a entender qué pensamos, cómo nos sentimos y cuál es nuestra relación con el mundo en determinados espacios de nuestra historia. Mauro Rodríguez Estrada por su parte nos dirá que “es a través de los estados de ánimo, sentimientos y emociones, es cómo se da cuenta que existe (el hombre).”

Una vez que ya nos conocemos a nosotros mismos, somos consientes de nuestras fortalezas y debilidades es cuando estamos en capacidad de entender y conocer las debilidades y fortalezas de otras personas; y es en este punto que podemos abrirnos a los demás. Y solo cuando llegamos a entender a la otra persona, es cuando podemos desarrollar cariño y posteriormente amor. Ya en el campo de la pareja este mutuo conocimiento es el que nos lleva a mantener mejores y más saludables relaciones, ya que el conocernos mutuamente nos permite entender mejor el por qué de muchas reacciones y formas de pensar de nuestra pareja, y una vez entendidas éstas podemos aceptarlas y “en lugar de que se conviertan en puntos de discrepancia se superan y se transforman en fuente de conocimiento” (Harville Hendrix, “Amigos y Amantes”) construyendo un nosotros “fundado en un amor que se vasa en la verdad de la pareja y no en la ilusión romántica”(Hendrix), dejando de lado las nociones de un “yo” y de un “tu”.

Con todo lo precedente podemos concluir que solo el conocernos a nosotros mismos nos permite abrirnos a los demás y generar una noción de nosotros como unidad.




Referencias Bibliográficas:

Pigozzi, Pietro. Sonríele al Amor. Quito, Fundación Jesús de la Misericordia. 2007
RAE: Real Academia del Español, Diccionario de la RAE de Microsoft® Student 2008 [DVD]. Microsoft Corporation, 2007.
Sacerdote citado: Nicola De Guio, italiano, misionero diocesano de Arquidiócesis de Padua.
Rodríguez Estrada. Mauro. Autoestima: Clave del Éxito Personal. Méjico, D.F. Ed. 2, El Manual Moderno. 2002.
Benavides, Israel. El Autoconocimiento. Sitio web.
Hendrix, Harville. Amigos y Amantes, Editorial Norma.

Resumen de: “La concepción Marxista de las Clases Sociales”


Introducción:

El marxismo no concibe a las clases sociales como simples categorías nominales construidas a partir de un esquema lógico-formal, llenos de datos empíricos providentes de la combinación de múltiples “indicadores” aplicables a cualquier sociedad; tampoco cree que la estructura de clases consista en las simples diferencias de ingresos, nivel educativo, prestigio, etc. efectos más visibles de determinadas estructuras de clases, y no formadores de las mismas. Y tampoco cree que la magnitud de la “fortuna” o “riqueza” de un miembro de la sociedad sea el elemento fundamental de la estructura de clases.

“El marxismo sostiene que el problema de las clase sociales no puede estudiarse correctamente si no es a partir de una teoría general de la sociedad y de la historia…”

Modo de Producción y Clases Sociales

“La existencia de las clases sociales sólo va unida a determinadas fases históricas del desarrollo de la producción”, ya que “son efectos específicos de determinados modos de producción” en los que existe la propiedad privada de los medios y/o agentes de producción (hombres, tierra, herramientas, máquinas, etc.) por lo tanto, las clases sociales son ante todo posiciones estructurales (“lugares”) que el sistema asigna objetivamente a individuos determinados o a grandes grupos de hombres en un sistema de producción históricamente determinados.

Las clases se generan y adquieren existencia objetiva a nivel de la matriz económica de ciertos modos de producción; además las relaciones que tienen estas clases son relaciones de explotación”, ya que una de ellas puede apropiarse del trabajo de otra por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social; esto produce que las clases estén siempre en lucha, y es esta el motor principal de la historia de las sociedades clasistas.

Clase “En sí”, Clase “Para sí”

“Los campesinos parcelarios forman una masa inmensa, sin que entre ellos existan muchas relaciones”, ya que “cada familia campesina se basta a sí misma” y “ produce directamente ella misma la mayor parte de lo que consume y obtiene así sus materiales de existencia más bien en intercambio con la naturaleza que en contacto con la sociedad.” Este aislamiento genera que estos campesinos parcelarios no puedan representarse sino que tengan que ser representados, y este representante aparece también como su señor y una autoridad por encima de ellos que los protege de las demás clases. Estos campesinos parcelarios constituyen una clase (“en sí”) social a nivel económico, puesto que están ubicados en una misma situación estructural, que objetivamente los opone a otras clases de la respectiva formación social; pero a otro nivel, el político, dichos campesinos, por no estar organizados, no constituyen una clase (“para sí”) ya que no toman conciencia de aquella situación.

“La gran industria concentra en un mismo sitio a una masa de personas que no se conocen entre sí. La competencia divide sus intereses. Pero la defensa del salario, los une en una idea común de resistencia: la coalición… a medida que los capitalistas se asocian a su vez movidos por la idea de la represión, las coaliciones, en un principio aisladas, forman grupos, a la defensa de los obreros y de sus intereses frente al capital, siempre unido, esto acaba siendo para ellos más necesaria que la defensa del salario, se van uniendo y desarrollando todos los elementos para la batalla futura. En este punto la coalición toma carácter político. Así, pues, esta masa es ya una clase con respecto al capital, que ha tomado conciencia psicológica inmediata de si misma.

Clases, estamentos, castas

Conocidos razonamientos afirman que mientras los estamentos y las castas constituyen sistemas “cerrados”, las clases se caracterizan por conformar un sistema “abierto”, que permite una amplia movilidad horizontal y vertical de sus miembros.

Para el marxismo, las clases sociales son algo inherente no sólo al modo de producción capitalista, más también a otros, como el feudal y el esclavista. Lenin afirma que “la división de la sociedad en clases es común a las sociedades esclavistas, feudal y burguesa, pero en las dos primeras existían las clases-estamentos, mientras que en la última las clases ya no son estamentos”

Lo que pone en claro que la división en clases existe tanto en la sociedad capitalista como en otras donde las relaciones sociales e producción se organizan en torno a un mecanismo de explotación. Con lo que decimos que un estamento no es otra cosa que una estructura de clases sobredeterminada, en ciertos modos de producción, por la intervención directa del nivel jurídico; de la misma manera que los sistemas llamados de castas son estructuras de clase sobredeterminadas por una intervención acentuada del nivel ideológico que la divide por diferencias étnicas, culturales u otras (en Latino América se conoció este fenómeno como “colonialismo interno”).

Articulación de las clases en una formación social.

Existen, principalmente, dos clases sociales que se organizan en oposiciones bipolares: amos-esclavos, señores-siervos, burguesía proletariado; pero hay que decir que esta sociedad articula varios modos de producción por lo que el número de clases puede aumentar.

Por lo que tenemos múltiples situaciones mixtas, que ya no pueden ser conceptuadas como simples “anomalías” sino que son formaciones acentuadamente heterogéneas o un proceso de transición (oligarcas y semi-proletariado). Lo que lleva a considerar clases a ciertos grupos sociales que en rigor no lo serían; por ejemplo los campesinos parcelarios se convierten en clases en la medida en que sus condiciones económicas de existencia “los distinguen… de otras clases y los oponen a estas de un modo hostil”.

El caso del “lumpen proletariado” puede conceptualizarse como presencia de un “ejercito industrial de reserva” de una “masa marginal” o de una combinación de ambos. En fin, la articulación de modos de producción en una formación social puede producir situaciones extremadamente complejas, por ejemplo, el campesinado deja de ser una clase dividiéndose en proletariado agrícola y burguesía rural (grane, media, pequeña y pequeñísima).

Estructuras, procesos, historicidad concreta

Vale la pena recalcar que las clases no forman parte de una realidad estática, sino de totalidades orgánicas “en movimiento”; es decir, de estructuras que son al mismo tiempo procesos. Las clases sociales no son únicamente efectos pasivos de la infraestructura económica de la sociedad, sino que se convierten en verdaderos agentes sociales y, en este sentido, tienen una historia, su propia historia.

Fracciones y estrato de clase

Las clases no son conjuntos absolutamente homogéneos, sino que en su seno presentan subdivisiones importantes, que generan toda una serie de contradicciones secundarias en el cuerpo social.

Fracción producida, para la burguesía, por las diferentes formas de capital, y la articulación de la burguesía en determinada fase de desarrollo del capitalismo, por ejemplo, en monopólica y no monopólica; los llamados propietarios de plantación (gran burguesía agraria) y los campesinos ricos (burguesía media del agro) separados no por que estos sean menos “ricos” que aquellos o que los primeros tengan una cultura “urbana” y los segundos una cultura “rural”; lo que en realidad los separa es su ubicación en fases distintas del modo de producción capitalista, los propietarios de plantación pertenecen a la fase monopólica y los campesinos ricos no.

El monto de la “riqueza” y los ingresos toman relevancia como indicador de estratificación cuando se trata de la pequeña burguesía, ya que esta es una clase de transición ya que trabaja sobre la tendencia hacia la proletarización o el aburguesamiento; esto se ve de mejor manera en la producción artesanal, el pequeño comercio y la producción pequeño-campesina ya que el desarrollo siempre desigual del capitalismo produce efectos diferenciadores sobre esos sectores. Uno de estos casos es el monto de las remuneraciones que puede llegar a crear un estrato inferior o superior diferenciado en el seno del proletariado produciendo la “aristocracia obrera” por ejemplo.

El problema de las “Clases medias”: La pequeña burguesía

Cuando Marx habla de “clases medias” o “estamentos” jamás incluye en ellos a sectores tales como los intelectuales o la burocracia, los que por sí mismos no tienen, en la teoría marxista, el estatuto de clase social, se refiere, más bien, al grupo constituido por los pequeños industriales, los pequeños comerciantes, los artesanos y los campesinos pequeño-productores, que luchan en contra de la burguesía, con los mismos puntos de vista que el proletariado, ya que en su visión conservadora intentan volver al pasado para no caer al proletariado, situación inminente ya que estos “estamentos” o “pequeña burguesía” no pertenecen al modo de producción capitalista, sino que tienen una forma de producción mercantil simple (pequeño comercio), dependiendo siempre de algún modo de producción fundamental.

La pequeña burguesía es pues aquella clase que se caracteriza por trabajar “por cuenta propia” en su taller, su negocio o su fundo, apoyándose en el trabajo personal del propietario y su familia ocupando solo de manera eventual y secundaria personal extra-familiar asalariado. Con esto se ve como Marx no deriva la estructura de clases de una escala de ingresos o riqueza, sino de ubicaciones estructurales bien definidas.

Las capas o categorías sociales

Los intelectuales y la burocracia no constituyen clases sociales, propiamente dichas ya que surgen a nivel superestructural, sea en la instancia jurídico-política, o bien en la ideología, y tienen que pasar por la mediación de los grupos sociales para quienes son, precisamente, los “funcionarios”, y con esto no están al margen de la estructura de clases de una sociedad determinada.