martes, junio 29, 2010

maldita puerta

Mierda, dejé que otra vez esa maldita entre en mi corazón y dirija mi vida, pero es mi culpa por dejar la puerta abierta, solo tenía que cerrar los ojos y no mirarla, así no le hubiese dado la oportunidad de adueñarse de mi corazón, y no tendría que estar escribiendo y llorando, no tendría esta maldita motivación (o inspiración?... da igual), ahora estoy triste, con un inmundo corazón roto, con lágrimas hasta en los pies, y lo peor es que ella ni siquiera se imagina lo que me está pasando. maldita tristeza que se adentra en el corazón de uno, cuando uno ha sacado a alguna susodicha que ha salido sin cerrar la maldita puerta, y claro, ya entró, y ahora quién la saca, no se puede llamar a un exterminador de plagas (porque la tristeza es una plaga) y que la saque, !¡no¡!, tenemos que sacarla nosotros mismos, y la única forma es cortando un pedazo del mismo corazón de uno y ponerlo a la entrada, cuando éste empieza a podrirse y a apestar (proceso que lleva su tiempo), la tristeza lo huele, se emociona, y sale a devorar ese manjar, en ese momento hay que cerrar la puerta con diez mil llaves y esperar a que no se tenga que exiliar a otra persona para no correr el riesgo de que no cierre bien la puerta luego de salir.